Benedicto XVI, descalzo y mirando a La Meca, se convierte en el primer Pontífice que reza dentro de una mezquita

 

Ante la mirada atónita de muchos católicos sinceros en todo el mundo, desconcertados y perplejos, Benedicto XVI, no sólo visitó la famosa Mezquita Azul de Estambul, sino que en ese templo, símbolo del Islam turco, descalzándose, oró junto a un imán de cara a La Meca. Por sugerencia del Mufti de Estambul, Mustafá Cagrici, quien hizo de guía durante su recorrido por esta mezquita, los dos hombres, vestidos de blanco, el uno al lado del otro, permanecieron inmóviles durante aproximadamente dos minutos, con sus manos cruzadas sobre sus vientres en una actitud de rezo clásica musulmana.
¡Hasta que punto Ratzinger, el guardián de la doctrina ortodoxa, el que fuera cardenal Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha sido capaz de sacrificar su catolicismo, con el fin de agradar al musulmán, al que para él siempre fue un pagano! Y todo en aras, no de paz y seguridad algunas, no nos engañemos, sino del anhelado Nuevo Orden Mundial.
 
Pero aún hizo más. Ratzinger dejó escrito lo siguiente en el libro de oro de Santa Sofía:
 
“En nuestra diversidad nos encontramos ante la fe del Dios único, que Dios nos ilumine y nos haga encontrar el camino del amor y de la paz”.
 
Para Ratzinger el dios del Islam y el dios suyo es el mismo. En eso tiene toda la razón, y los verdaderos cristianos entendemos a qué se debe.
 
Y ya en la mezquita, ante el Gran Muftí de Estambul, declaró:

“Esta visita nos ayudará a encontrar juntos el camino de la paz por el bien de la humanidad”.
 
¡Arduo esfuerzo y traición incluso a la misma fe católico romana en aras de conseguir el tan ansiado Nuevo Orden Mundial, el cual en absoluto buscará la paz y el bien de la humanidad, sino el complacer los deseos del maligno!